Més sobre el crim de Cal Mian (1854)(2)

Ja hem parlat en dues entrades anteriors d’aquest crim. Afeigim ara algunes dades addicionals.

D’una banda, el documents, datats el gener i el desembre de 1928, en els qual Josep Llevat Vives (Almoster 1794-1867) demana el permís per a disposar d’armes. En particular, una escopeta  “porque su casa está sola, separada del lugar del Muster y expuesta a ser asaltada por los ladrones, como lo ha sido varias veces”, tenint en compte que “no ha tomado la menos parte en la última revolución contra el Rey Nuestro Señor, ni en las anteriores” (sens dubte es refereix a les múltiples conspiracions  contra Fernando VII, i en especial a la guerra dels malcontents, que tenia uan forta base rural).

Possiblement, les armes vàren ser autoritzades, però no vàren ser suficients per impedir el sagnant robatori del febrer de 1854. Un dels detinguts per la malifeta era empleat de Cal Mian, i des de la presó de Pilats a Tarragona va adreçar a Josep Mian ( de fet Josep Llevat Vives) una carta demanant clemència i acusant al seu cunyat. La carta, en posessió de la familia, indica que “el motivo de no escribirle más pronto ha sido que hasta el día cinco estuve en el calabozo sin comunicación y la desgraciada de mi mujer en otro, sólo por salvar a mi cuñado, que es el autor de todo y me hace los cargos a mi diciendo que yo era el autor. Ya saben ustedes mi conducta y mi modo de proceder, que no me conocen de tres ni cuatro años, sino de mucho tiempo, y no podría yo cometer tan grande agresión más contra personas que me apreciasen y siempre tenían su casa abierta a mi satisfacción que hubiera derramado toda mi sangre por ustedes, como verdaderamente ya lo saben y al ver que me creen autor de la desgracia ocurrida me estremezco y arrodillo y así llevo más de un mes que me venía detrás para que yo consistiese y yo siempre me lo sacaba de delante y cada vez que yo iba a Falset para comer… siempre lo tenía encima de mí queriendo que yo consintiera esa maldad, que él ya se encargaría de buscar los demás hombres y nunca nada pudo conseguir de mi y yo esos hombres nunca los había visto…. No siento mi perdición, sino también mi mujer y mi hija. Y dice la gente que todos estamos perdidos. Dios mío abra las puertas de la verdad y si vos no hacéis ver la verdad no hay remedio por mí y las declaraciones me tentaron que yo negase su nombre que es lo que más siento, negar a un hombre conocido y además apreciado y lo han hecho para además perderme y espero de su buen corazón que me conteste que me será de mucho consuelo recibir su carta.”.

Desafortunadament per a ell, va pujar al cadafal amb els altres, si bé com encobridor, i Antonio Cabré va perdre la vida en plaça pública de Reus el 19 de maig del 1854, com bé recull -entre molts altres periòdics- “El Faro Nacional” de Madrid».